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Músculo y menopausia: cómo proteger masa y fuerza muscular

 

Músculo y menopausia: cómo prevenir la sarcopenia

El músculo esquelético representa entre el 30 y 40% de la masa corporal en mujeres adultas y es vital para la fuerza, movilidad y salud metabólica, participando en la regulación de la glucosa y la homeostasis proteica. Además, funciona como un órgano endocrino que libera mioquinas con efectos antiinflamatorios.

Durante la transición menopáusica, el envejecimiento y la caída abrupta de estrógenos aceleran la pérdida de masa y fuerza muscular, aumentando el riesgo de sarcopenia y fragilidad. Esta última, definida por el European Working Group on Sarcopenia in Older People (EWGSOP), afecta entre un 12% y 24% de mujeres postmenopáusicas, incrementando el riesgo de caídas, fracturas, dependencia y deterioro en la calidad de vida.

En este contexto, comprender los cambios musculares asociados a la menopausia resulta fundamental para implementar estrategias preventivas y terapéuticas que reduzcan la carga de discapacidad y dependencia en esta población.

Fisiología muscular en la mujer premenopáusica y cambios durante la menopausia

En las mujeres jóvenes y premenopáusicas, el músculo esquelético está en constante renovación y mantenimiento gracias a un equilibrio dinámico entre la síntesis (formación) y la degradación (descomposición) de proteínas musculares.

El músculo esquelético está compuesto por distintos tipos de fibras, cada una con características particulares:

  • Fibras tipo I (oxidativas lentas): estas fibras tienen muchas mitocondrias y mioglobina, lo que les da un color rojo y les permite usar oxígeno de forma eficiente. Son ideales para actividades de resistencia o de larga duración, ya que pueden generar energía de manera constante gracias al metabolismo aeróbico. Muy resistentes a la fatiga.
  • Fibras tipo II (glucolíticas rápidas): se subdividen en dos tipos:
    • IIa: características mixtas (oxidativas y glucolíticas).
    • IIx: principalmente glucolíticas; generan fuerza y potencia rápidamente, pero se fatigan con facilidad.

Cuando el músculo se contrae, necesita energía rápida. Aquí entran la creatina y la fosfocreatina, que actúan como reservas de energía inmediata: la fosfocreatina dona un grupo fosfato para regenerar ATP de manera rápida, especialmente durante esfuerzos intensos y cortos. Los niveles de estas reservas se modulAN por dieta, actividad física y estado hormonal.

Influencia de las hormonas sexuales

  • Estrógenos: estimulan la síntesis proteica mediante la activación de la vía celular PI3K/Akt/mTOR, crucial para el crecimiento muscular y la reparación. Disminuyen la inflamación y el estrés oxidativo tras el ejercicio, mejoran la función mitocondrial y aumentan el flujo sanguíneo muscular mediante vasodilatación mediada por óxido nítrico. En la menopausia, la caída de estrógenos reduce la activación de PI3K/Akt/mTOR, disminuye la biogénesis mitocondrial y la capacidad oxidativa, e incrementa el estrés oxidativo y el daño muscular, acelerando la pérdida de masa y calidad muscular.
  • Progesterona: regula el metabolismo energético y ayuda a mantener el equilibrio hídrico celular, importante para el volumen y función muscular. Su descenso en la menopausia puede afectar la contracción y la recuperación post-ejercicio.
  • Testosterona: en mujeres contribuye a la síntesis proteica y al mantenimiento de fibras tipo II, aumentando la respuesta a estímulos anabólicos. La reducción postmenopáusica disminuye este estímulo y favorece la pérdida de fibras rápidas y fuerza.

Papel de la vitamina D y otros factores endocrinos

La vitamina D es esencial para el músculo porque sus receptores (VDR) están en las fibras musculares: activa síntesis proteica y mejora la contracción regulando el calcio intracelular. Protege especialmente las fibras tipo II, más sensibles al envejecimiento y a la pérdida de estrógenos. En la menopausia, la absorción de calcio puede verse afectada y la expresión de VDR disminuir, reduciendo fuerza y rendimiento.

Otros factores incluyen IGF-1 (estimula Akt/mTOR y células satélite), hormona del crecimiento (GH) y mioquinas liberadas durante el ejercicio que mejoran el metabolismo muscular y tienen efectos antiinflamatorios.

Factores que agravan la pérdida de masa muscular

Más allá del déficit hormonal, la menopausia se asocia a:

  • Inflamación crónica de bajo grado: pérdida del efecto antiinflamatorio estrogénico, aumento de IL-6, TNF-α y PCR que aceleran la degradación proteica.
  • Resistencia anabólica a aminoácidos: menor respuesta de síntesis proteica tras la ingesta de proteínas; obliga a aumentar la ingesta proteica para mantener masa muscular.
  • Alteraciones en señalización IGF-1/Akt/mTOR: déficit hormonal reduce IGF-1 y la activación de Akt, mientras se activa la vía FoxO, favoreciendo degradación y apoptosis muscular.
  • Pérdida de inervación neuromuscular: pérdida de inervación en fibras tipo II, favoreciendo su transformación en fibras lentas o apoptosis.

Cambios estructurales y funcionales en el músculo postmenopáusico

  • Pérdida de masa y fibras tipo II: la caída de estrógenos y testosterona reduce la capacidad para sintetizar proteínas; la masa magra puede descender ~0,5–1% anual en mujeres sedentarias. Histológicamente hay reducción en número y tamaño de fibras tipo II, esenciales para movimientos potentes y para evitar caídas. Durante la transición menopáusica la masa corporal magra desciende aproximadamente 0,5% anual (~0,2 kg), mientras la masa grasa aumenta ~1,7% anual (~0,45 kg) (Buckinx et al., 2022).
  • Pérdida de fuerza (dinapenia): progresa más rápido que la pérdida de masa (≈1,5–3% anual). La potencia muscular también disminuye por atrofia de fibras tipo II y deterioro neuromuscular.
  • Calidad muscular: aumenta la mioesteatosis (grasa intramuscular), disminuye la densidad capilar y se acumula tejido conectivo no contráctil, lo que reduce eficiencia, elasticidad y capacidad de recuperación.
  • Regeneración: disminuye número y actividad de células satélite, limitando reparación y regeneración muscular.

Estrategias de prevención y tratamiento

La pérdida muscular asociada a la menopausia no es irreversible. Intervenciones eficaces:

Ejercicio físico

  • Entrenamiento de fuerza: aumenta tamaño muscular y activa fibras tipo II.
  • Entrenamiento de potencia: cargas moderadas con movimientos rápidos para mejorar generación de fuerza en poco tiempo (clave para evitar caídas).
  • Combinación fuerza + aeróbico: la combinación es superior a cada modalidad por separado: fuerza conserva masa y potencia; aeróbico mejora salud cardiovascular y perfusión muscular.

Nutrición

  • Proteína: 1,2–1,5 g/kg/día, repartida en comidas; fuentes de alta calidad (huevos, lácteos, pescado, carnes magras y combinaciones vegetales).
  • Leucina: consumir 2,5–3 g de leucina por comida para maximizar la respuesta de síntesis proteica (activación mTOR).
  • Vitamina D y calcio: niveles de vitamina D en sangre >30 ng/mL se asocian con mayor fuerza y menor riesgo de caídas. Calcio 1000–1200 mg/día para contracción muscular y salud ósea.

Suplementación con evidencia (ejemplos)

  • Creatina: repone reservas intramusculares, potencia fuerza y resistencia cuando se combina con ejercicio; útil en menopausia para mantener/ganar masa muscular.
  • Vitamina D/K: optimizan absorción y dirección del calcio hacia hueso.
  • DNJ: contribuye a modular picos de glucosa postprandial y control metabólico.
  • Hidroxitirosol y magnesio: antioxidante cardiovascular y mejora de reparación muscular / reducción del dolor.

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El artículo ha sido escrito y revisado por la biotecnóloga Júlia Guri.

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El aceite de geranio ha demostrado tener un impacto sobre el estado de ánimo, en concreto sus propiedades para mejorar el humor. Su agradable olor y sus propiedades aromáticas se utilizan a menudo en aromaterapia. La aromaterapia con aceite de geranio ha sido reconocida por su potencial para aliviar los síntomas de ansiedad y depresión, contribuyendo a mejorar el estado de ánimo y a reducir los cambios de humor (1).

Aceite de lavanda
Calmante

La mayoría de estudios sobre el aceite de lavanda se centran en sus propiedades terapéuticas generales, como la relajación, el alivio de la ansiedad y sus efectos sedantes. Este aceite es conocido por sus efectos calmantes sobre el sistema nervioso, que pueden ayudar indirectamente con síntomas como los sofocos asociados al estrés o a los cambios hormonales durante la menopausia (1).

Aceite de
ylang-ylang
Calmante

El aceite de Ylang-ylang, extraído de las flores del árbol Cananga odorata, proporciona múltiples beneficios en diversas aplicaciones. Este aceite es especialmente valorado por su capacidad para reducir la presión arterial y fomentar la relajación cuando se absorbe a través de la piel. Asimismo, posee propiedades antibacterianas significativas (1).

1. Kurniawansyah, I., Ratnawulan, S., & Budiman, A. (2018). THE ANTIBACTERIAL ACTIVITIES OF AROMATHERAPY ESSENTIAL OILS OF LAVENDER (LAVANDULA ANGUSTIFOLIA MILL), ROSEMARY (ROSMARINUS OFFICINALIS L.) AND YLANG-YLANG (CANANGA ODORATA (LAMK.) HOOK) AGAINST AIRBORNE BACTERIA. International Research Journal Of Pharmacy. https://doi.org/10.7897/2230-8407.09692.

Reishi
Neuroregenerativo

El Reishi es un hongo medicinal que fomenta la proliferación de células progenitoras neurales (CPN) para mejorar la neurogénesis y aliviar el déficit cognitivo.

Es utilizado como agente terapéutico regenerativo para el tratamiento del deterioro cognitivo asociado a enfermedades neurodegenerativas (1).

Amapola Californiana
Sedante

La amapola californiana se emplea en el tratamiento de trastornos del sueño y ansiedad. Estudios han demostrado que la combinación de la amapola californiana con la valeriana contribuye de manera significativa a mejorar el insomnio. Este tratamiento favorece el aumento de la duración del sueño nocturno, reduce el número de despertares y alivia la ansiedad (1).

Pasiflora
Ansiolítica

Estudios sugieren que ayuda a reducir el estrés, y por lo tanto, puede ser útil en el tratamiento del insomnio, la ansiedad y la depresión. Su actuación incluye la inhibición de forma dosis dependiente de la unión de los antagonistas específicos a sus receptores GABAA y GABAB, además de inhibir la recaptación de GABA. (1)

Salvia
Termorregulador

Además del efecto estrogénico, la salvia da lugar a la modulación de distintos neurorreceptores y de los transportadores de serotonina – 5HT como modo de acción del extracto alcohólico de Salvia. officinalis. Esto en conjunto con su actuación sobre centro el termorregulador hipotalámico, resulta en un control de los síntomas  vasomotores (sofocos y sudores).

Maca
Energizante

El tratamiento de 6 semanas con maca en mujeres postmenopáusicas, ha mostrado una reducción significativa del 30,8% en la ansiedad con respecto al placebo, además de reducir la disfunción sexual en mujeres independientemente de su actividad estrogénica (1).

Estudios in vitro revelan un efecto anti-fatiga y potenciador de la capacidad muscular gracias a su capacidad de aliviar el estrés muscular post-ejercicio, mejorando el rendimiento físico y retrasando la fatiga muscular (2).

Las raíces de maca son una fuente de alta densidad nutricional, incluyendo carbohidratos, proteínas y fibra, además de minerales, vitaminas y aminoácidos. La maca destaca por mejorar la salud reproductiva y la libido. Su contribución nutricional la convierte en una fuente esencial de energía, especialmente beneficiosa para mujeres en la menopausia (3).

Tribulus
Lubricante

Estudios muestran que la suplementación con tribulus en mujeres menopáusicas mejora en un 83.3% la lubricación vaginal antes y durante las relaciones, luego de un periodo de consumo de 90 días (1).

Rhodiola
Anti-fatiga

Dentro de sus compuestos bioactivos, están las rosavinas y salidrosides, que ejercen un efecto positivo sobre el eje hipotalámico-pituitario-adrenal, reduciendo los niveles de cortisol a nivel del sistema nervioso. Por otro lado, estudios en mujeres menopáusicas muestran que sus activos tienen actividad selectiva por los receptores de estrógenos (ER-α), y actividad sobre la enzima óxido nítrico sintetasa, teniendo un efecto vasodilatador y antiinflamatorio (1).

Fenogreco
Modulador hormonal

Estudios revelan que la suplementación durante 90 días en mujeres con síntomas de postmenopausia, muestra una mejora significativa en la sequedad vaginal, reduciendo en un 50% las molestias asociadas. 

Además de reducir en un 47,8% los sofocos diarios, pasando desde 3 a 4 episodios diarios, a sólo 1 a 2 episodios (1).

Shatavari
Modulador hormomal

Sus compuestos activos, entre ellos, las saponinas, tienen una estructura similar a la del estrógeno humano, lo cual ha mostrado en estudios in vitro una alta capacidad para unirse a receptores de estrógenos (ER-α) en el cuerpo, imitando un efecto estrogénico generalizado de mediana intensidad, e incluso teniendo una acción anticarcinogénica ante casos de cáncer de mama (1).

En postmenopausia, su suplementación muestra mejoras en la función y potencia muscular, ayudando a preservar la masa muscular y previniendo estados de osteoporosis (2).

Ashwagandha
Anti-estrés
Estudios revelan que la suplementación durante 8 semanas en mujeres con síntomas de menopausia, mostró una reducción significativa de los síntomas clásicos, con especial mejora en el dominio psicológico como la ansiedad, estrés, irritabilidad y cambios de humor (1).

Sus compuestos activos actúan principalmente en el sistema nervioso central en donde simulan neurotransmisores inhibitorios (tipo GABA) que reducen los estímulos nerviosos; normalizan los niveles de dopamina y mejoran la función motora; intensifica la actividad de la acetilcolina y mejora la neurotransmisión sináptica. También a nivel de sistema inmune, estimula los linfocitos, células encargadas de conferir protección frente agentes patógenos externos (2).

Es por esto, que la ashwagandha se utiliza comúnmente como un adaptógeno, lo que significa que puede ayudar a equilibrar y regular el sistema nervioso central, reducir el estrés y mejorar la respuesta del cuerpo a la tensión física y emocional.