¿Por qué hidratamos nuestra cara, la piel o el cabello con periodicidad diaria y no siempre hacemos lo mismo con nuestra vagina y vulva?¿Acaso no forma parte del cuerpo? Cuando se trata de la zona íntima femenina, de aquello que está “ahí abajo”, todavía se habla poco de la importancia de su hidratación. Y la sequedad vaginal afecta a más mujeres de lo que imaginamos sobre todo en menopausia. Según un estudio propio, el 55% de las mujeres en etapa de menopausia sufren este síntoma.
Tanto nuestra vulva (la parte externa de nuestros genitales), como nuestra vagina (el órgano que conecta nuestro útero con el exterior del cuerpo), pueden sufrir sequedad por causas físicas o psicológicas. Y aunque existen muchas etapas vitales en las que la fluctuación a la baja de los estrógenos nos ocasiona vaivenes importantes, la menopausia es el período que se lleva la palma.
El estrés, la ansiedad o las dificultades en la relación de pareja pueden influir en generar sequedad vaginal durante la menopausia, lo cual trae consecuencias para nuestro bienestar. La falta de libido reduce el flujo sanguíneo en la zona vaginal lo cual ocasiona que la lubricación sea menor.
Los beneficios de una vulva feliz
- Masajea tu vulva. Házle un mantenimiento diario digno de spa de lujo con nuestro sérum hidratante Bienestar Íntimo, compuesto a base de aceites naturales, vegano y natural.
- Limpieza diaria sólo con agua. No hacen falta jabones especiales ni de ningún tipo. Sólo un poco de agua tibia y la ayuda de tus dedos para mover los labios con sutileza y asegurar una buena higiene.🚿
- Usa algodón. Ok, de vez en cuando ponte esa braguita sexy cuando la ocasión lo requiera, pero en el día a día procura usar ropa íntima de algodón y en lo posible dormir sin ropa interior, ¡y que tu vulva respire libre!
- Observa y conoce tu vulva. Sino lo has hecho ya, te animamos a tumbarte espejoen mano y observar ese pequeño gran tesoro que tienes entre las piernas. 🍑
- El auto placer es un aprendizaje. Mujer tócate, tócate ahí donde te dé más gustito y aprende de tí misma para poder contárselo a tu pareja.
Ahora mírate al espejo y pregúntate, ¿eres la dueña de una vulva feliz?
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