Ganancia de peso en la menopausia
Uno de los temas que más preocupan durante la transición menopáusica es la ganancia de peso en la menopausia. Muchas mujeres llegan a consulta con la sensación de que, de repente, todo lo que comen “se queda pegado”. Pero la realidad es más compleja: a veces el peso no aumenta tanto en la báscula, sino que lo que cambia es cómo y dónde se acumula la grasa. La tendencia más habitual es que la grasa migre hacia la zona abdominal, y esto no es solo una cuestión estética: tiene implicaciones importantes para la salud metabólica y cardiovascular. Este cambio está marcado por una combinación de factores hormonales, de envejecimiento y de estilo de vida.Factores hormonales: cuando los estrógenos bajan, la grasa sube
Los estrógenos son grandes aliados en la etapa fértil: favorecen la quema de grasa periférica (caderas y muslos) y protegen frente a la acumulación de grasa visceral. Con la menopausia, y la caída de estrógenos, el patrón cambia: del ginecoide (más femenino, con grasa en muslos y glúteos) al androide (más masculino, con grasa en el abdomen). Este tipo de grasa es metabólicamente activa, lo que se asocia con mayor riesgo a la resistencia de la insulina, dislipidemia, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. Además de los estrógenos, en esta etapa cambian otras hormonas que influyen en el apetito, el metabolismo y la forma en que el cuerpo gestiona la energía. Estas alteraciones contribuyen de forma significativa a la ganancia de peso en la menopausia y a la redistribución de la grasa corporal (Soni et al., 2011).Grelina: hambre que no se apaga
La grelina es la hormona del hambre, liberada por el estómago cuando está vacío. Su trabajo es simple: “¡Hora de comer!”.
En la menopausia, muchas veces la grelina se mantiene alta incluso después de comer, y esa sensación de hambre que no desaparece puede ser frustrante. Por eso a veces sientes que nunca estás satisfecha, aunque acabes de comer.
Cortisol: el estrés que engorda
El cortisol es la hormona del estrés, producida por las glándulas suprarrenales. En condiciones normales sigue un ritmo diario, pero la menopausia puede alterar este patrón, causando un leve exceso sostenido. Como resultado, se gana más grasa abdominal y se pierde masa muscular, pues el cortisol aumenta el catabolismo proteico.
Factores del envejecimiento: el metabolismo se ralentiza
Con la menopausia, nuestro cuerpo empieza a gastar menos energía de forma natural. Esto se debe a varios cambios:
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Tasa metabólica basal (TMB) ↓: es la energía que tu cuerpo usa en reposo para mantener funciones vitales como respirar, digerir o mantener la temperatura. Durante la menopausia, esta tasa baja, así que tu gasto energético diario disminuye.
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Termogénesis inducida por la dieta ↓: la energía que el cuerpo usa para digerir y procesar los alimentos también baja, sumando más “ahorro” de calorías.
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Sarcopenia: con la edad se pierde músculo y fuerza, y el músculo es clave para quemar grasas y glucosa. Menos músculo = más tendencia a almacenar energía en forma de grasa.
Factores conductuales: el estilo de vida pesa (literalmente)
Además de lo hormonal y lo metabólico, la menopausia suele coincidir con cambios en la vida que afectan tus hábitos:
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Menos actividad física: el cansancio, estrés y las responsabilidades hacen que muchas mujeres se muevan menos. Menos movimiento + metabolismo más lento = más grasa, sobre todo abdominal.
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Sueño alterado: dormir mal aumenta el hambre emocional, reduce el autocontrol y disminuye la motivación para moverse. Resultado: comer más y moverse menos.
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Cambios de ánimo: ansiedad, tristeza o depresión leve pueden alterar hábitos. La ansiedad puede llevar a atracones; la apatía reduce la motivación para cocinar o hacer ejercicio; y un bajo estado de ánimo suele empujarnos hacia alimentos reconfortantes y calóricos.
Todo esto crea un círculo vicioso: menos movimiento, más hambre, peor descanso y más acumulación de grasa abdominal.
Otros factores: genérica, fármacos y salud
Genética
Algunas mujeres tienen más predisposición a acumular grasa visceral, sobre todo después de la menopausia. Existen variantes genéticas que afectan la eficiencia metabólica, es decir, la capacidad del cuerpo para gastar energía o almacenar calorías de forma conservadora. La genética también puede influir en cómo reaccionamos a la caída de estrógenos o a cambios en hábitos de vida como dieta o ejercicio. Esto hace que algunas mujeres ganen peso más fácilmente que otras, incluso con los mismos hábitos.
Fármacos y patologías
Ciertos medicamentos usados en esta etapa pueden contribuir al aumento de peso. Además, algunas enfermedades frecuentes impactan directamente en el metabolismo:
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Hipotiroidismo: ralentiza el metabolismo y favorece retención de líquidos y grasa.
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Resistencia a la insulina: dificulta usar la glucosa, que termina almacenándose como grasa.
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Osteoporosis y problemas musculoesqueléticos: limitan la movilidad y reducen el gasto energético.
DOMMA EN FORMA: cuidado del peso y más allá
EN FORMA
Su fórmula no solo está pensada para ayudar a prevenir la ganancia de peso en la menopausia (o combatirla), sino también para mejorar la fuerza muscular, cuidar de la salud ósea y estabilizar los niveles de azúcar en sangre.
- Creatina: repone las reservas intramusculares, potenciando la fuerza y resistencia si se combina con ejercicio. Ideal para mantener y ganar masa muscular en esta etapa.
- Vitamina D/K: trabajan en equipo para optimizar la absorción del calcio y dirigirlo correctamente hacia los huesos, favoreciendo una buena salud ósea.
- DNJ: ayuda a reducir los picos de glucosa tras las comidas, favoreciendo un mejor control glucémico y energético.
- Hidroxitirosol: este potente antioxidante de origen natural protege la salud cardiovascular, combate el estrés oxidativo y contribuye a mantener a raya el colesterol LDL.
- Magnesio: ayuda a reducir el dolor muscular y mejora la reparación de este.