¿Qué tiene que ver la menopausia con la resistencia a la insulina?
Durante la menopausia, muchas mujeres notan que les cuesta más mantener el peso, tienen más grasa en la barriga o se sienten más cansadas después de comer. Todo esto puede estar relacionado con algo que quizá nunca te han explicado: la resistencia a la insulina.
Pero… ¿Qué es la resistencia a la insulina?
Imagina que la insulina es la llave que abre la puerta de tus células para que entre el azúcar que has comido y puedas usarla como energía. Cuando tienes resistencia a la insulina, esa llave ya no funciona tan bien. El cuerpo necesita producir más insulina para hacer el mismo trabajo… y ese exceso puede terminar generando un problema: más grasa, más hambre, más cansancio, y con el tiempo, más riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 o los problemas del corazón.
¿Y qué tiene que ver esto con la menopausia?
Durante la menopausia, tu cuerpo produce muchos menos estrógenos, unas hormonas que, entre otras cosas, te ayudaban a controlar el apetito, a tener más masa muscular y a guardar la grasa en zonas “más amables” como las caderas.
Cuando bajan los estrógenos:
- Tu metabolismo se vuelve más lento.
- Aumenta la grasa en la zona del abdomen (la más peligrosa).
- Te sientes con más hambre y menos saciedad.
- Tu cuerpo empieza a reaccionar peor a la insulina.
Todo esto favorece que aparezca esa resistencia a la insulina de la que hablábamos antes.
¿Por qué unas mujeres lo notan más que otras?
Cada cuerpo es un mundo, y hay factores que influyen mucho: la genética, el estilo de vida, la alimentación, el ejercicio que haces o incluso la historia de tus embarazos. Pero lo que sí sabemos es que la menopausia es un punto de inflexión metabólico: muchas mujeres notan cambios en el cuerpo que antes no tenían, y no es tu culpa, ¡es biología!
¿Qué puede pasar si no hacemos nada?
La resistencia a la insulina es silenciosa, pero con el tiempo puede aumentar el riesgo de:
- Diabetes tipo 2
- Colesterol alto y triglicéridos
- Hipertensión
- Problemas cardiovasculares
- Síntomas como cansancio, ansiedad, más hambre o niebla mental
¿Se puede hacer algo?
Sí, y mucho. Lo importante es actuar pronto. Aquí van algunas claves:
- Moverte cada día (aunque sea caminar media hora).
- Comer más natural, menos ultraprocesado.
- Dormir bien.
- No dejarte llevar por la culpa: tu cuerpo está cambiando, y lo está haciendo con lógica.
- Hablar con especialistas. Y si hace falta, valorar opciones como la terapia hormonal o suplementos naturales que puedan ayudarte.
¿Y si hubiera una forma de apoyar a tu cuerpo con lo que necesita ahora?
En DOMMA trabajamos con soluciones naturales pensadas para esta etapa. Nuestro suplemento Equilibrio está formulado para ayudarte a adaptarte a los cambios hormonales y mejorar tu bienestar. Porque entender lo que te pasa es el primer paso para cuidarte mejor.